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Peregrinos de Esperanza

El año Jubilar, peregrinos de esperanza en Casanare

¡Si tan solo los católicos alcanzáramos a entrever la misericordia de Dios en el perdón, buscaríamos lo que en este año nos regala la vida!.

El jubileo de la esperanza es un tiempo en el que se experimenta la transformación de los pecadores y se obtiene la indulgencia plenaria.
Esta maravillosa oportunidad fue aprovechada por un grupo de feligreses de La Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de San Luis de Palenque, quienes, animados por el un grupo de pastoral familiar y con el acompañamiento espiritual de nuestro Párroco, Orlando Zambrano y las Hermanas de la Presentación, peregrinamos en búsqueda del amor misericordioso de Dios, encontrándonos con una experiencia única de oración, reconciliación y satisfacción de obra.

El pasado 10 de mayo, más de sesenta personas, vivimos de cerca los signos del jubileo, peregrinamos y se nos abrió la puerta de dos hermosos santuarios jubilares: Inmaculada Concepción de María, en Trinidad – Casanare, donde fuimos recibidos con gran júbilo por el señor obispo del Vicariato, Monseñor Javier Pizarro, quien junto a sus compañeros sacerdotes Agustinos nos regalaron el sacramento de la reconciliación; no fue una confesión como cualquier otra, fue un acto majestuoso donde el Espíritu Santo nos ungío con su presencia y nos motivó a seguir en la
búsqueda de la indulgencia para nuestras vidas. 

Rezando el rosario y con mucha fe, nos desplazamos hacia Paz de Ariporo, al Santuario Jubilar de Nuestra Señora de los Dolores de Manare, allí en oración por las intenciones del Papa recientemente elegido, León XIV, y con la celebración Eucarística seguimos gozando de la presencia de Dios en nuestros corazones, recibir la Sagrada Comunión nos fue acercando cada vez más a nuestro objetivo.

Pero aún faltaba cumplir con otra experiencia significativa, para la cual fuimos llamados a servir y así llenarnos totalmente de la gracia y la bondad del Señor, como signo de humildad y pobreza, pasamos una alcancía a los peregrinos que nos acompañaron para que todo aquel que quisiera, aportara para realizar una obra de misericordia corporal con dos de las personas que nos acompañaron y están pasando por necesidad; de esta manera consumar y fortalecer el mandamiento de amarnos los unos a los otros, recibiendo por fe y esperanza la indulgencia plenaria y regresando a nuestros hogares transformados y con nuevos propósitos de crecimiento espiritual. Todos los asistentes quedamos llenos de gozo al participar de un evento que muchos de nosotros no volveremos a vivir.

 

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